Elena Garritani comparte a Boiero/Schajnovich/Brousse
Rojo Lunar
Un hechizo petrificado en la xerografía del ceibo
cuando florece espinas de árida maleabilidad
otoñado en sangrías espumantes de gloria y duelo;
Enraizado en rosetones de arácnida avaricia y desolante
ocasión,
el ceibo y su esperanza se someten
a la lengua plena
exenta de pertenencia y de exterioridad,
desenvolviendo sus musculosos laureles
en una bestial visión.
Un rojo lunar
desertor
pena calurosa de un claustro de ángeles
desfondado
absuelto de los vaivenes biológicos del conflicto
fatalizado rojo lunar.
Entonces la lengua vuelve sus ramales con temor
al reconocerse una futilidad que solo es propia de la
quietud.
© Facundo Boiero
Un mundo para que el amor no muera
Ese amor no merecía
morir, entonces le inventé
un mundo para que pueda seguir viviendo,
aunque sea en mí.
Ese amor murió (el posta, qué se le va a hacer)
Pero la copia fiel habita en un lugar profundo mío
(¿qué es la
profundidad en un cuerpo?)
Hay algo que viaja por el torrente sanguíneo,
Espasmo, plaquetas, grasa.
Hay algo que no se sabe qué es ¿vieron?
y que late hasta que no.
Como ese amor de holograma que sigue viviendo
por capricho,
porque creo que no merece morir.
Pero ya está.
Vive solo un poquito, en un circuito cerrado humano,
en un sistema nervioso, en una fragilidad andante
© Eleonora Schajnovich
Puertas del círculo
Abrir las puertas
del círculo,
implicar
el desconcierto
en cada
cerradura,
que entren el mar
y sus gaviotas,
caireles de espuma,
oxígeno de peces,
repartir la sal
en
copas de almíbar,
bucear la espesura
del desorden,
la
corriente que arrastra
y
transforma.
Entonces,
en la nervadura de su diámetro,
el poema, su respiración.
© Miriam Brousse
Etiquetas: Elena Garritani
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