28/5/25

Texto de Hugo Francisco Rivella

 

 

Hijo, mira esta piel opaca, estas arrugas y el ademán que curva mi soledad. 

¿A quién le digo esta ternura? ¿A quién le digo? ¿A quién nombro si el sepulcro vacío solo guarda un recuerdo? ¿Dónde estás, hijo mío? ¿Dónde lloro el secuestro de tu cuerpo? ¿Dónde pongo las manos para aullar mis caídas? ¿Dónde ofrendar tu reino y liberar al hombre? 

Tu palabra es el rastro del grito, la voz que entra en las casas como un toro bramando, la música del árbol y el vuelo de los pájaros,

el puño sobre el rostro del que cae tu milagro. 

En el hijo del hijo, entre los marineros de un puerto de luciérnagas, entre las prostitutas que anuncian tu llegada, en el hombre común, en la madre soltera que amó hasta la indecencia, en ellos, Hijo, volverás cada día.

 

© Hugo Francisco Rivella

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2 comentarios:

Blogger Alfredo Lemon ha dicho...

¿Dónde ofrendar tu reino y liberar al hombre?...
Alto oficiante Hugo Rivella.
Bendiciones!

29 de mayo de 2025, 10:01  
Blogger claudia tejeda ha dicho...

tan humano tu poema, Hugo. Bellísimo y potente.
Gracias

claudia

30 de mayo de 2025, 18:41  

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