Texto de Hugo Francisco Rivella
Hijo, mira esta piel opaca, estas arrugas y el ademán que curva mi soledad.
¿A quién le digo esta ternura? ¿A quién le digo? ¿A quién nombro si el sepulcro vacío solo guarda un recuerdo? ¿Dónde estás, hijo mío? ¿Dónde lloro el secuestro de tu cuerpo? ¿Dónde pongo las manos para aullar mis caídas? ¿Dónde ofrendar tu reino y liberar al hombre?
Tu palabra es el rastro del grito, la voz que entra en las
casas como un toro bramando, la música del árbol y el vuelo de los pájaros,
el puño sobre el rostro del que cae tu milagro.
En el hijo del hijo, entre los marineros de un puerto de
luciérnagas, entre las prostitutas que anuncian tu llegada, en el hombre común,
en la madre soltera que amó hasta la indecencia, en ellos, Hijo, volverás cada
día.
© Hugo Francisco Rivella
Etiquetas: Hugo Francisco Rivella
2 comentarios:
¿Dónde ofrendar tu reino y liberar al hombre?...
Alto oficiante Hugo Rivella.
Bendiciones!
tan humano tu poema, Hugo. Bellísimo y potente.
Gracias
claudia
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