Poema de Aníbal Costilla
LA LUZ DERRAMADA
He visto cómo los grises y los verdes del día
batallaban, encarnizados, debajo del cielo.
La quietud de las noches
restituía las energías; oh el amor y el equilibrio…
He visto la verde espalda del monte
golpeada por la piedra del fuego.
El dolor y su víbora de cenizas
derramaron en los cuencos carcomidos
el fuego que la sangre deshizo.
He visto los ojos azorados del escuerzo
bajo los horcones donde dormía el prójimo,
las manos ampolladas por el trabajo del tiempo,
postrada su esperanza, como un tronco
invadido por gusanos.
He visto la sombra anaranjada de la luna
treparse a los rostros de los cerros
abiertos como acequias, como si volviese de una alucinación
movía las manos a lo lejos, hacía señales de aviones,
humo rectilíneo, y bajaba
en una cicatriz femenina para teñir el río.
He visto los campos arados, la desprolija
ausencia de árboles, el viento levantó
crines amarillas como lenguas de paja,
los terrones agonizaron
esperando la sed de las semillas
y el cuervo, amargo soñador
de un tribunal de osamentas,
apuntó sus ojos con la atención
de aquel que demora en gatillar.
He visto la putrefacción y el nacimiento
repentinos, la paciencia de la hormiga
arrastrando hojas picadas
para amasar el alimento
antes de la amenaza de las lluvias.
He visto erigirse en medio de la arena
grandes
Babeles,
miles y miles de siervos desfilaron
por el borde de las empalizadas,
portaban carteles incendiados, bebés que mordían
la teta de una infancia sin palabras.
He visto al gualo mirar en una sola dirección,
se arrastraba, borraba
sus huellas en la arena.
El puma bebía del tajo de la presa
levantaba sus ojos,
a nadie le agradeció su grito saciado.
He visto el final de la estación
horrorosa,
el cielo se cerró como una inflorescencia
para madurar en su interior
la semilla del nuevo origen,
mi mano hendió el barro que cubría la ponzoña.
Pude seguir mirando, dije,
me amparaba la belleza de los nacimientos,
sin embargo, existen tantas artimañas
para resguardar un corazón.
© Aníbal Costilla
Etiquetas: Aníbal Costilla
3 comentarios:
¡Qué grandePoeta!! Sus letras inmensas martillan hasta los huesos!!
Gran poema Aníbal. Esmerado trabajo. Oficio y orfebrería. Saludo desde Córdoba
Excelente Aníbal!
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio