Poema de Alfredo Lemon

 

Evidencias

Más temprano que tarde, lo escrito nos desconoce.

Son divagaciones, percepciones del mundo

como sugería Valéry.

Latir, palpitar, conmoción

y que vibren las piedras.

Voces de vivencias, ecos.

Trapecios, balanzas, trampolines.

Sube y baja la templanza por toboganes del ánimo.

Se infla como un globo y después se desvanece.

Lo otro, lo oculto, lo cercano, lo distante.

Un misterio que apenas se intuye.

Sospechas y amenazas.

Sótanos y zócalos inconscientes.

Pero deseamos lo opuesto.

Lo que arremolina el mar y pensar.

Lo que reconstruye un sentido.

Trompos, caracoles.

Lo que se pudo y se tuvo. Y tampoco.

Una reacción física al leer la realidad.

Un sueño que ahuyente la sombra.

Un amor rojo en labios fulmíneos.

Cuerpos blancos dorados bajo la luna.

Peldaños tras peldaños, biombos y bambalinas.

Fantasías de salvación.

Pájaros intactos, perdidos.

Yunques, martillos y cuchillos.

El universo es conciencia pura.

La cicatriz en cruz del destino.

Fantasmas caídos.

Ángeles entre acantilados.

Suspenso/ suspenso/ donde crece el porvenir.

Los días que vendrán o no.

El tiempo es una cuestión de fe y desamparo.

El espíritu vaga por espacios posibles.

Faltan vueltas a la tierra por dar todavía.

Mosaicos.

Dedicación sin talento es inútil.

El azar derriba y pone de pie.

Al final, garabatos y palotes quedarán

junto a una tumba.

Musgos amarillos.

Verdor de la belleza.

Espumas.

© Alfredo Lemon