Poema de Susana Baquero
Por este pueblo de calles estrechas
se filtran fantasmas entre mis pasos.
El tiempo está clavado
como la cruz en el centro de la plaza.
Cal y grieta en las paredes.
La luz del sol serpentea
por los tejados y desgrana
un rojo en el silencio.
Un hombre de camisa blanca
cuelga una sábana recién lavada
en su balcón
amanecido con geranios.
Se agita con el viento.
El deseo también se mueve,
está hecho de palabras ilusorias
que le preguntan al hombre
por su falta.
Pero él no desea otra cosa,
se contenta con la elección
de un fragmento,
demorarse en el ritual
de una escena cotidiana,
convenir que la felicidad
acontece en un balcón con geranios.
Su ropa colgada.
© Susana Baquero
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