16/10/24

Poema de Blanca Lema

  


Al volver, marchando con las madres,

ibas reconociendo a tus amigos en cada foto. 

 

Memoria 

 

Cruzo la autopista con una gacela sobre mis hombros.

Es extraño que esté haciendo esto.

 

La gacela está muerta, pero lleva aún los ojos abiertos.

Está tan oscuro y puede ver tanto.

 

Puede ver que la memoria es un león que anda suelto,

y que yo he prometido ser lo que no soy.

Prometí ser su hambre.

 

Delante nuestro, los autos braman

con su veloces acoplados.

 

La memoria lenta, los olvidos rápidos

y la belleza suspendida de la gacela que se despierta.

 

Sopla de su cuerpo el perfume glandular de mis fotos

y mis cajones.

 

Pero el león que ha cruzado a la banquina no la querrá a ella.

Me querrá a mí.

 

Y querré gritar, pero sé que mi grito

traerá un buitre que me mirará en un punto fijo.

 

El temible punto fijo del tiempo.

 

Y así, con ese bramante rugido de lo que elegimos

recordé lo que no quería recordar.

 

Recordé nuestra inocencia.

 

© Blanca Lema

Etiquetas:

4 comentarios:

Anonymous Margarita Ardengo ha dicho...

Muy bueno!

17 de octubre de 2024, 0:27  
Blogger Pablo Jacinto Carrazana ha dicho...

excelente ese final, hay que sostener la memoria en estos tiempos y siempre

17 de octubre de 2024, 9:30  
Blogger Alicia ha dicho...

Ay, la tremenda fragilidad. La nuestra, cruzando avenidas de incertidumbres.
Gran poema.
Abrazo grande,
Alicia Márquez

17 de octubre de 2024, 12:43  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Excelente

17 de octubre de 2024, 16:59  

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