25/9/24

Poema de Mario Nosotti

  

 

Llegué a la madrugada. La casa estaba fría

y dormí en la cocina. Tiré el colchón,

puse dos o tres mantas y prendí los mecheros.

Me quedé hasta muy tarde imaginando la

futura oscuridad, siguiendo su contorno.

Aunque los vidrios estaban empañados

supe que afuera helaba y bajo las estrellas

duras y relucientes, estaba yo.

Recién llego y ya empiezo a leer, sentirme

solo. No es la prueba, la que hago, ante al paisaje,

el hábito del monje quiero desarmar.

El teléfono suena en medio de la noche:

hiciste bien en irte.

Trato de ver su cara, entender lo que había,

detrás de mí ignorada decisión.

 

© Mario Nosotti


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