Las manos
El cuerpo respira
aunque las marcas
lo atraviesen.
Respira
como una yegua
que se agita en una arriada.
Debe haber alguna forma
de sostener
un cuerpo que agoniza.
¿Cómo se aproximan
las manos ajadas
que intentan detener
ese avance irreversible?
Hay, sin dudas,
un estado perfecto
para la mano
que acaricia.
© Misael Castillo
Ay qué belleza, por favor!
ResponderEliminarBello poema. Me quedé degustando con los ojos ese "estado perfecto".
ResponderEliminarSaludos 🤗
Darío Oliva
Hay un estar en el mundo para la caricia !!! Bello Misa !!!
ResponderEliminarBellísimo Misael.
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