La luz de la playa
Miré hacia la ventana y con el codo tiré
una taza con dibujos playeros. Especulo que si no hubiese movido el brazo el
objeto ahora estaría y tal vez un té se hubiese fundido en mi boca con
arándanos y frambuesas. Pero no, levanté esos restos que formaban parte de la
repisa del olvido. ¿Si esa porcelana ayer estaba allí por qué ya no está? ¿Qué
pasó en la espesura de nuestro día? ¿Qué permite que algo permanezca y algo se
rompa? Como la gata Lizy que destellaba
paz, pero un día quedó tendida bajo la cama para siempre. Entonces giro giro
como quien no quiere pensar, en que podrá volver a quemarse con la hornalla o
estar en ascuas a la espera de un rayo de luz.
© Cecilia Carballo
Muchas gracias Gus!!
ResponderEliminarHermoso, Ceci! Felicitaciones!! Abrazo! María Cecilia Piscitelli.
ResponderEliminarMil gracias María Cecilia
ResponderEliminarTierno muy muy !!!
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