La casa nos quedó pequeña
frente a los cerros y la cordillera
que se nos presentaba
como odisea,
como un juego peligroso
en el cual, si avanzábamos
sobre tierra húmeda,
hierbas & flores
hojas & ramas
& viento áspero como acero,
cada reliquia la íbamos guardando
en un sobre de aluminio
cayendo en el abismo de los bolsillos.
Al retornar, las poníamos
en el tenue (pero reconocible) sol de
invierno
esperando a que se sequen
entre té de rosa mosqueta &
pan de membrillo.
© Devenori Ronda
Nostalgia y sutileza❤️🦋
ResponderEliminarMe encantó tu poema!
ResponderEliminarPor lo vivido.
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