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6/4/24

Poema de Cintia Eleonora Ceballos

  


Para las hormigas

la muerte es un olor

y existe un lugar para la muerte,

me decís.

Mientras te escucho miro tus ojos

que se ondulan sobre el caudal

de palabras que brotan de la boca.

 

El sol de la tarde descansa

en las facciones de tu rostro

de un lado la luz

y del otro la sombra.

El movimiento con que acompañás

a las palabras

hace que la proporción no siempre sea pareja

y quedo fascinada

con esta variación de porcentajes.

 

Cada tanto miramos al arenero de la plaza,

nos alternamos.

Brisa se toma más tiempo del habitual

en establecer acercamiento

con los niños que juegan,

hasta que al fin se decide

es correspondida en el saludo

e incluida en la tarea

de hacer un pozo gigante.

 

En un experimento que vi

rociaron a una hormiga viva

con alguna sustancia

que emana el mismo olor

de las hormigas muertas

ella

permaneció allí

hasta el olor se le fue

 

también se sentía

el olor a muerta.

 

Toda la dualidad de la que soy capaz

de pronto cesa,

tus ojos fijos y atentos sobre mí

se encuentran a la muerte

pero el olor reinante

es el del sol

sobre las cosas que se queman.

 

© Cintia Eleonora Ceballos

8 comentarios:

  1. UN JUEGO DIALÉCTICO, Cintia. Bravo. Sebastián Jorgi-

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  2. Me encantó. Gracias, Irene.

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  3. Respuestas
    1. Cierto, Nerina!! Muchas gracias por leer. Abrazo grande 😗

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  4. Gracias! La figura de las hormigas en la literatura me atrae mucho, y no sabía ese dato experimental...una gran metáfora de la muerte. Abrazo.

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    1. Muchas gracias, Romina. Son fascinantes y brindan muchas imágenes en la poesía. Abrazo enorme 💜

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