Para las hormigas
la muerte es un olor
y existe un lugar para la muerte,
me decís.
Mientras te escucho miro tus ojos
que se ondulan sobre el caudal
de palabras que brotan de la boca.
El sol de la tarde descansa
en las facciones de tu rostro
de un lado la luz
y del otro la sombra.
El movimiento con que acompañás
a las palabras
hace que la proporción no siempre sea
pareja
y quedo fascinada
con esta variación de porcentajes.
Cada tanto miramos al arenero de la plaza,
nos alternamos.
Brisa se toma más tiempo del habitual
en establecer acercamiento
con los niños que juegan,
hasta que al fin se decide
es correspondida en el saludo
e incluida en la tarea
de hacer un pozo gigante.
En un experimento que vi
rociaron a una hormiga viva
con alguna sustancia
que emana el mismo olor
de las hormigas muertas
ella
permaneció allí
hasta el olor se le fue
también se sentía
el olor a muerta.
Toda la dualidad de la que soy capaz
de pronto cesa,
tus ojos fijos y atentos sobre mí
se encuentran a la muerte
pero el olor reinante
es el del sol
sobre las cosas que se queman.
© Cintia Eleonora Ceballos
UN JUEGO DIALÉCTICO, Cintia. Bravo. Sebastián Jorgi-
ResponderEliminarMuchas gracias, Sebastián!!
EliminarMe encantó. Gracias, Irene.
ResponderEliminarMuchas gracias Irene!! Abrazo enorme 🙏✨💜
EliminarQue fascinación por las hormigas!!!
ResponderEliminarCierto, Nerina!! Muchas gracias por leer. Abrazo grande 😗
EliminarGracias! La figura de las hormigas en la literatura me atrae mucho, y no sabía ese dato experimental...una gran metáfora de la muerte. Abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Romina. Son fascinantes y brindan muchas imágenes en la poesía. Abrazo enorme 💜
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