26/2/24

Poema de Aníbal Costilla

 


AL BORDE DEL VASO

 

En la ronda, una guitarra abre

un templo de la memoria,

presencias que renacen de las palabras.

 

Es indudable,

no sólo es un círculo lo que acerca hacia adentro,

lo que une desde los costados en un abrazo repartido,

es la razón que ofrece el vino para mascar la tristeza,

cambiarle el lado de la cara

como a un acullico roto.

 

Nadie se entristece en el vértigo de la tarde.

Cuenta las pérdidas,

el canto mueve un cielo inmóvil,

y si la mano se aferra al borde del vaso,

a la hipnosis de un aroma suplicante

hay motivos gozosos de ventura.

 

Alguien se cree inmerso en los otros,

se prosterna ante maravillas instantáneas,

ingresa a un jardín para compartir la misma sed,

unión que quema hasta los confines del cuerpo.

 

Las gargantas cierran con la noche,

permanece aún en el temblor de la carne

el bullicio, el ritmo intenso del alma.

El llanto rompe lo inútil del dolor,

los ojos abiertos, las lágrimas

y sus sombras ocultas

se destruyen en un espejo eléctrico.

 

Se oyen leves oraciones

deslizándose en las sombras, flores desmoronadas.

 

© Aníbal Costilla

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Bravo Aníbal.
Un brindis por tiempos mejores. Salud!
Alfredo Lemon

27 de febrero de 2024, 7:39  

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