Rendida ante su hechizo
Hubo un tiempo en que la felicidad
se engalanaba de domingo
cuando la sala del viejo Thalia
nos abría sus puertas
y nos hundíamos en sus butacas
olientes a alcohol cigarro y humedad
Goddard en la pantalla nos encendía
las pasiones y los sueños
mientras nos acariciábamos
los deseos con el fuego ardiente
de nuestras manos.
Y hubo tiempos en que la felicidad también
se engalanaba de domingo
cuando nos deleitábamos con el café recién
colado
el pan con mantequilla y miel
Miller Evans o Coltrane de fondo
musical
y Catalina arisca siempre a mi regazo
custodiaba mis pasos y mis días
y la atmosfera apacible de la casa
Hoy la felicidad se ha instalado
en todos los rincones que habito
deambula silenciosa en la cocina
abre ventanas y enciende velas
entona la música deseada
ocupa el mismo asiento a la hora
del café y el pan fresco
el mismo lado de la cama
en el mismo huequito que
la alberga y la calienta
hoy la felicidad vino a quedarse
abrió la puerta sigilosa
entró con paso firme
sedujo con palabra ardiente y puntiaguda
clavó unos versos en mi costado izquierdo
y heme aquí
rendida ante su hechizo.
© Margarita Drago
Virtuosismo compositivo, muy logrado Margarita. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarQue poema luminoso
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