LA GUADAÑA
como la lluvia
asfixia las llamas
de la sequía de tu cuerpo
no astilles más tu piedra interior
escondo en mis ojos
el recuerdo
de las gotas de agua
en los techos de zinc
los rumores de tu voz
fueron otra lluvia
otra agua nunca negada
la brisa que deslía los vapores
expulsa a ese fantasma
atraviesa
los débiles cráneos desorientados
abre el camino
el día tiene una guadaña negra
con la que desmalezará la sombra
derrumbada en los herbajes
tu cuerpo es apenas nacimiento
embrión sumergido
en el abismo de un silencio eléctrico
como un pozo iluminado
no despidas aún a tu corazón,
que se pose en mí
un minuto
o una eternidad
© Aníbal Costilla
muy buenas imágenes. celebro el final. susana za<zzetti.
ResponderEliminarEspléndido Aníbal, Alfredo Lemon
ResponderEliminarBelleza absoluta to poema Aníbal querido! Abrazos litorales!
ResponderEliminarMuy interesante tu poema. Logradas imágenes
ResponderEliminarAna Romano
Bello y tremendo poema... excelentes imágenes... dolorosas y tristes también...
ResponderEliminarQué gran poema, Anibal
ResponderEliminarMuchas gracias por sus afectuosos comentarios. Un abrazo para todos.
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