Ropa tendida
Desde acá se ve la ropa de los vecinos.
Ya descifré la rutina de la soga.
Los lunes, ropa blanca; de color, los
martes.
Los miércoles, pañuelos desconsolados.
Medias de niño pájaro, los jueves.
Los viernes, sábanas manchadas de insomnio.
Cambian los días, pero el destino es el
mismo.
La misma soga.
Los mismos broches.
La misma tela que llora hasta secarse…
Y la antigua y cotidiana maravilla:
¡la ropa que baila con el sol, con el
viento
ligera y libre
a pesar de la atadura de los broches,
de las manos que siempre devuelven a la
celda,
a pesar, a pesar de todo!
© Verónica Ruscio
Precioso poema Verónica !
ResponderEliminarBellísimo!
ResponderEliminarBello. Fabiana León
ResponderEliminarOriginal tu descubrimiento sobre la ropa en la soga. Continué con avidez hasta el final y terminaron bailando broches y sábanas al viento. ¡Abrazo, Verito!
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