el agua era dura y transparente
y el cuarzo era esa luna estallada al
mediodía
juntos un solo cauce de frío
cortaron el cansancio de los pies
esa siesta de enero
nuestras miradas espejaron la montaña
y el fauno deseo nos hizo subir
de salto en salto piedra a piedra
las cabriolas agitaban el aire
cuatro pezuñas de deseo
marcaban nuestras huellas
y desnudos río arriba
reteníamos el coraje
de besarnos entre el monte
pubiano y real
por el sendero vertical
culos al aire los dos
olíamos el verdor
de nuestras sombras florecer
dos ríos de cuarzo caliente
© Víctor Alejandro
Aybar
Qué belleza!!!!
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