- Erotismo –
Esa noche
descubrió a la hembra
que la habita,
al montar al hombre
en su sillón.
Cruzó el desierto
hasta que su lengua
calmó su sed que desconocía.
Esa noche, esa mujer
suturó sus heridas.
Conoció el placer
que brinda el sexo,
el fuego de la piel
mientras acompañan
ellos
el ritmo, el vaivén
de cada jadeo.
© Nerina Thomas
Maravilloso. Carlos Carbone
ResponderEliminarSensualidad y musicalidad
ResponderEliminarHermoso NerinaThomas
Hermoso poema, Nerina. Un placer leerte.Nora Quiroga
ResponderEliminarQué buen momento y qué bien su descripción gloriosa Nerina. Alfredo Lemon
ResponderEliminarUn poema que estremece y moviliza. Despierta el deseo. . me encanta que la mujer sea la protagonista de este enorme poema.
ResponderEliminarSutil, Nerina. Muy bello.
ResponderEliminarAbrazo
claudia
hermoso y bello encuentro entre un hombre y una mujer... me hacés acordar la película francesa...
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