21/8/23

Poema de Dana Fernández Guisande

 


Ella, tenía tantas sombras

que le dolía la blusa.

Los pies descalzos a la hora de la siesta

en una vereda sin ecos.

Olor a ralladura de limón y flores.

Azahares en primavera,

almácigos con tomates.

Ella, sabía la magia del cuento para dormir

y la caricia sobre el pelo desparramado en la almohada.

Sabía que petrushka era una marioneta rusa.

Sus manos perdieron tres soles,

la niebla se veía en su mirada.

Nacía flores para hacer memoria

y brisas

y versos de antaño.

Ella vuelve siempre

a la hora en que los ruidos

ya no dicen nada.

 

© Dana Fernández Guisande

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2 comentarios:

Anonymous Anamaría Mayol ha dicho...

Qué precioso poema!!! Me emocionó...gracias gracias

25 de agosto de 2023, 7:42  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bellisimo poema. ❤️🦋 Graciela Ballesteros

28 de agosto de 2023, 14:56  

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