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5/7/23

texto de Jorge Curinao

 


XXVIII

 

En cada rezo, mis manos no tienen dueño. No hay, fuera de ellas, una conspiración. Nos llevará varios siglos de distracciones pero, al final, pondremos la atención en las sombras. Dios es una palabra y el argumento termina aquí, donde el viento tajea.

 

© Jorge Curinao

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