ES COMÚN ACARICIAR A LOS POLLOS
ANTES DE RETORCERLES EL CUELLO
Las heladas tardías son las peores,
matan a los pequeños brotes
al poco tiempo de nacer.
Lo natural es que el tiempo pase,
no que quede suspendido
como un túnel de humo negro
flotando sobre las viñas.
Lo natural es que el invierno sea invierno
y luego, la primavera.
Vos querés atravesar el campo de palabras
sin haber sentido en el cuerpo
el frío que quema hasta la fibra,
sin que se te pegue el hollín,
ni los abrojos en los pantalones.
Sin embargo el sol existe
aunque la poesía no lo nombre.
Como un huevo fresco
se
asoma dorado entre los álamos
con la fe tibia en que el polvo decante y caiga,
como los frutos por su propio peso.
Mientras, querés cantar
pero los árboles no te hablan,
aunque busqués imitar el idioma de los
nidos.
Mientras, el tiempo pasa y la helada sube
sin cesar
en acuerdo con tus poemas que, al no
crecer, se recienten.
¿Estás feliz con el premio de los hombres?
¡Escuchá! ¿Podés oír?
¿O estás sorda para la música de la tierra?
Es difícil la palabra arteria en un poema;
es difícil la palabra cuchillo
si no estás dispuesta a todo:
a rasgar con el sonido de tu voz la vena de
la poesía.
Si el viento no te murmura melodías
mientras golpea contra tu puerta,
no siento culpa, no siento ninguna pena.
Si tus manos están vacías y tus palabras
son huecas,
tomá las mías: yo no puedo detener ese
flujo
por un puño de ladrones de gallinas.
Pero como labrador mañoso,
que con paciencia cuida de su cultivo,
yo misma me sé la forma
la mano invisible que marca
el sendero pedregoso de los bueyes,
ida y vuelta por los surcos.
Más allá de eso no hay nada.
Ruido blanco y pedestales.
Más allá no hay un hogar posible,
porque te faltan los elementos para
levantarlo.
Acaso un resto de miel donde iría el
corazón
dispuesto pronto a evaporarse
como los falsos recuerdos.
Guardo un ovillo de lana
en el saco frágil del cuerpo.
Si quiero tiro del extremo
y las palabras no paran de salir.
No me busqués donde ya no estoy.
El poco aire que cobijo en mis pulmones
lo soplo sobre los versos
que brotan desde el suelo de una casa
que conozco, que recuerdo.
© Sabrina Barrego
Precioso poema, Sabri!!! Escucharlo de tu voz fue una maravilla ❤️💕
ResponderEliminarMás que potente tu poema Sabrina. Alfredo Lemon
ResponderEliminarRealismo puro, me encantó.
ResponderEliminarSaqludos
Anahí Duzevich Bezoz