3/7/23

Poema de Sabrina Barrego

  


ES COMÚN ACARICIAR A LOS POLLOS

ANTES DE RETORCERLES EL CUELLO 


Las heladas tardías son las peores,

matan a los pequeños brotes

al poco tiempo de nacer.

Lo natural es que el tiempo pase,

no que quede suspendido

como un túnel de humo negro

flotando sobre las viñas.

Lo natural es que el invierno sea invierno

y luego, la primavera.

 

Vos querés atravesar el campo de palabras

sin haber sentido en el cuerpo

el frío que quema hasta la fibra,

sin que se te pegue el hollín,

ni los abrojos en los pantalones.

Sin embargo el sol existe

aunque la poesía no lo nombre.

Como un huevo fresco

se  asoma dorado entre los álamos

con la fe tibia en que el polvo decante y caiga,

como los frutos por su propio peso.

 

Mientras, querés cantar

pero los árboles no te hablan,

aunque busqués imitar el idioma de los nidos.

Mientras, el tiempo pasa y la helada sube sin cesar

en acuerdo con tus poemas que, al no crecer, se recienten.

 

¿Estás feliz con el premio de los hombres?

¡Escuchá! ¿Podés oír?

¿O estás sorda para la música de la tierra?

 

Es difícil la palabra arteria en un poema;

es difícil la palabra cuchillo

si no estás dispuesta a todo:

a rasgar con el sonido de tu voz la vena de la poesía.

 

Si el viento no te murmura melodías

mientras golpea contra tu puerta,

no siento culpa, no siento ninguna pena.

Si tus manos están vacías y tus palabras son huecas,

tomá las mías: yo no puedo detener ese flujo

por un puño de ladrones de gallinas.

 

Pero como labrador mañoso,

que con paciencia cuida de su cultivo,

yo misma me sé la forma

la mano invisible que marca

el sendero pedregoso de los bueyes,

ida y vuelta por los surcos.

 

Más allá de eso no hay nada.

Ruido blanco y pedestales.

Más allá no hay un hogar posible,

porque te faltan los elementos para levantarlo.

Acaso un resto de miel donde iría el corazón

dispuesto pronto a evaporarse

como los falsos recuerdos.

 

Guardo un ovillo de lana

en el saco frágil del cuerpo.

Si quiero tiro del extremo

y las palabras no paran de salir.

 

No me busqués donde ya no estoy.

El poco aire que cobijo en mis pulmones

lo soplo sobre los versos

que brotan desde el suelo de una casa

que conozco, que recuerdo.

 

© Sabrina Barrego

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3 comentarios:

Blogger cintia ha dicho...

Precioso poema, Sabri!!! Escucharlo de tu voz fue una maravilla ❤️💕

3 de julio de 2023, 23:14  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Más que potente tu poema Sabrina. Alfredo Lemon

5 de julio de 2023, 10:18  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Realismo puro, me encantó.
Saqludos
Anahí Duzevich Bezoz

14 de julio de 2023, 16:53  

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