Osvaldo Rossi comparte a Heidel

 

 

DONDE SE ESCONDE LA LUZ 

 

Adentro de la casa el tiempo

zigzaguea en cámara lenta.

Bordado con lo minúsculo

estira el segundo desconociéndose

en espejos que congelan su velocidad.

 

Recordás la económica que tenía la Oma,

pregunta ella, disparando una película que huele

a membrillo,  sabe a menta, suena a bandoneón

y cura con la modestia del wunderbalsam.

 

Otra vez el silencio.

Es lo que tienen estas ceremonias:

un espesor de aliento con raíces,

porque suenan y resuenan en las calles

metálicos pasos milimetrados

que ya no son pesadillas en fuga.

 

Han pasado de largo.

Sobre las hornallas borbotea el miedo.

Por un instante, abrazados, sueñan.

El futuro es muñeca de porcelana

durmiendo sobre dinamita.

 

Silvia Heidel