Sentido
Porque me vulnero a veces me entero
de la conmoción que trae o me da
la magia que pasa ciega en un vientito
a orilla del río
la belleza única que no tiene apuro
y sin embargo ha de hacerse pronto
las estadías súbitas de la melancolía
cuando vulnera la tarde no atardece
hace horizontal el presente único
vulnera la rienda que me atrae
hacia el deseo y no me deja espacio
vulnero yo el alma del cuerpo
cuando insisto y pego
patadas de ternera frente al desafío
delgada fibra me estremece
recuerda una y otra vez
a mí misma en esa arista
que resiste
asoma una razón
más por la que seguir
encontrándome en la perplejidad
Frente al poder
de esa florcita amarilla
estremeciéndose
en el viento, Apolo
deje su lugar.
Ana Iniesta
LOS HALCONES DE LA NOCHE *
En el Oceanógrafo de la ciudad de Lisboa
las especies se acercan a la superficie
vidriada
y una ya sabe quiénes están adentro y
quiénes afuera
Tratan de comunicarse de alguna manera
pero sabemos de entrada que no es por medio
del lenguaje oral
De la misma forma en esta pecera de Hopper
-hace tiempo que nos dimos cuenta-
los personajes no hablan y no nos hablarán
nunca
Por más deseo que pongamos en estar
adentro, el vidrio es blindado
e impide a la visita ser otra cosa que
visita
Los actantes en cambio permanecen
y visten el mismo traje, el mismo peinado
todos los días
¿Cuándo se acicalarán?- pienso- para
aparecer así en escena
No existe el tiempo para Humphrey Bogart,
tampoco para Marylin
Son pasajeros de la eternidad
Trabajan veinticuatro horas por día en un
tiempo que no es tiempo terreno,
sin salirse de cuadro
Es imposible: ya no tenemos nada para
decirles
Es igual hablarle al pescado que mandamos
al freezer hace cinco semanas
Sin embargo, hay días en que los veo más
cansados
¿Será el efecto de tanta exposición?
Esto de pasar a la eternidad me está
resultando un tanto molesto.
Rompo cada papel escrito para cuidarme.
Vaya a saber
por qué lugar desconocido se introducen
ellos en la pecera
y quién sabe si no se llevan uno de mis
textos
en medio de una fortuita casualidad
o del mero hecho de hacer maldades
como las realizadas por los objetos
inanimados
objetos que de tanto serlo han adquirido vida propia
*Cuadro de Edward Hopper
María Cristina Santiago
Hablar de la pasión
colmado de flores rojas
aparición
que jamás
he vuelto a ver
sólo
verdes las hojas
más tarde
sus ramas desnudas
pero ya no
ese ceibo, la imagen
cruzando mi costado
completa y coral
a pesar
de la textura
oscura y rugosa
en la madera
figura fugaz
aún latente
en mí,
entonces qué
de la fugacidad
de la pasión
las flores rojas
de ese ceibo
que no olvido
Silvina Sazunic
Gracias Nancy y a tus poetas invitadas. Abz, Gus.
ResponderEliminarY vamos sumergiéndonos en versos que nos sacuden el alma. Gracias
ResponderEliminarBienvenidos poetas. ❤️🦋 Graciela Ballesteros
Buenísimos trabajos!
ResponderEliminarqu+e hermosuras. fascinante la imagen del ceibo! susana zazzetti
ResponderEliminarGracias por estas poetas, Nancy!
ResponderEliminarGracias Nancy por estas voces invitadas. Pienso en "las estadías súbitas de la melancolía" de Iniesta. En lo cósmico espacial y vacío que deja la mirada de un cuadro del fabuloso Hopper de Santiago. Y en la pasión según Sazunic. Muy logrados todos. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarHermosos poemas que rondan alrededor de la reflexión sobre el lenguaje, la palabra ("decir el ceibo", los animales y su lenguaje)como un ars poética del asombro tan bien transmitido en el primer poema. Gracias por compartirlos.
ResponderEliminarAbrazo enorme,
teremimigerez