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10/5/23

Poema de Gladys Alazraque

 


MI BARRIO


Bajo los cielos de tres mudanzas

la partera cerquita de la casa

mi ombligo se hizo nudo

se hizo de barrio.

La bandera en alto

la escuela Del Alto - la frente en alto-

el eucaliptus más alto y Zoila

maestra raíz y techo

chapa de zinc de los Palacios

hoy supermercado.

Dobla la Pedro Zanni el 160

bajada al cementerio

lleva la voz del canillita

hacia la constelación del otro lado

llaves quedan atrás del norte.

Las del cielo de mi rayuela

la lluvia de mojarse los pies

cuando está oculto el cordón de vereda

chapoteando y navegado de tiempo

voy en el barquito de papel.

Huellas de escapadas

al barranco de la umbilical esquina

Vieytes y Caseros la casa abandonada

 a la fragancia de los paraísos

boluquitas cerezas de las tortitas de barro

horneadas con el sol de la siesta.

Sin una larga separación

invitan los gastados techos amables.

El baldío con silencios de cardos lilas

augura la fábrica de perfume inalcanzable

hoy escuela.

Don Enrique construye su casa rodante

quiere ver más cielo

pero en época de dictadura

no hay cielo sólo oscuridad muda

 y yo ahí.

Aun en batallas de años vividos

con el terror al camión de la perrera.

Con el peso del deseo sin prisa

la Pocha tiende la ropa al sol

y conversa con Luchy por la medianera

la Tunina cose y regala menta.

El tiempo que lo pensé pasado

es hoy amparo.

Las hermanas delgadas hartas

de campanadas llenas de ortografía

enseñan decoro y al algarrobo

de Duarte Quirós y Vélez

de tanto dar vueltas los niños

le crecieron rejas.

En la calle León Pinedo

ahí por donde gira el tranvía

donde la vía se hace curva de la vida

vuelve a tropezar el comienzo.

A Jesús el loquito hijo del zapatero

a la higuera y al huevito del gallinero

por su inmortalidad los veo

todo tan real como un buen sueño.

Como el numen de los goles celestes

generosidades del tiempo

vuelvo a Echeverría y 9 de julio

Meneca a tules de letras le da música

y danzan las infinitas promesas.

Inhalo niñez de la panadería Esmeralda

de la rotisería Altas Cumbres

puedo respirar más hondo

y oler los churros calentitos de la feria franca.

Jugarme la plaza Jerónimo Del Barco

en la hamaca de madera cadena de hierro

y la mano de un padre que empuja

más fuerte por favor hasta el cielo

hasta los tres cielos de Alto Alberdi.

 

© Gladys Alazraque

Foto enviada por la autora del poema

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