Sobre la imagen de Bruno en llamas
Dices: Veo a Bruno arder.
Dices: Estoy frente al cuerpo de Bruno en
llamas, inseminado por el dolor.
Y yo, Filoteo, te respondo: No es Bruno el
que arde sino que el Mundo está ardiendo en Bruno; siempre lo estuvo.
Contempla las ampollas en la espalda y en la
madera.
Te digo: Bruno se está poniendo en acto
infinito.
Bruno se expande, se disemina, se
multiplica como una madre adolorida.
Brota Bruno en la madera y van siendo uno.
¿Ves cómo se abre el atanor de su piel?
Bruno, parte y accidente, tras la llama viva,
se mueve de su nombre y florece.
Lento, muta, como si Dios volcara su vaso
rojo.
Dices que los sentidos, declaró Bruno que
pueden engañar.
Los sentidos no engañan esta vez.
En cada átomo de cada una de estas llagas,
como si fueran palabras que se abren por amor a la Verdad, hay un pedazo de
Bruno que se escapa y se te acerca.
Así yo, Filoteo, te digo: Si la substancia
es eterna detrás de toda máscara, en cada animal que aun temblando se acerca
implacable a la Verdad, una parte llamada Bruno sigue ardiendo en nuestro
Mundo.
© Claudio Archubi
Bienvenido Claudio a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz, Gus.
ResponderEliminarEncantado de estar aquí. Muchas gracias.
ResponderEliminarQué interesante la construcción poética, y bello trabajo con el lenguaje. Muchas gracias Claudio, y a Gustavo por compartir.
ResponderEliminarBienvenido Claudio con este magnífico poema. Y sí, lamentablemente, Bruno sigue ardiendo en nuestro mundo. Saludo desde Córdoba, Alfredo Lemon
ResponderEliminarDe excelencia, gracias, soy Graciela.
ResponderEliminarMuy fuerte la imagen de Bruno ardiendo y el Mundo con él. O el Mundo en él. Certezas muy duras que asumir. Muy buen poema!
ResponderEliminarBienvenido, fuerte poema.
ResponderEliminarMuchos éxitos siempre
Cristian Jesús Gentile