La casita
Atado del cerco del patio
donde se trepaban las arvejas
y los zapallitos del diablo, el barrilete
quedó volando y mi papá niño
mate cocido y a la escuela.
Desde lejos podía ver
su rombito naranja en el cielo
esperándolo y por primera vez
mi papá niño corrió contento
de volver a la casa.
© Ohuanta Salazar
Gracias por ti generosidad de siempre, Gus.
ResponderEliminarBarrilete de la infancia, eterno y glorioso, al viento en tu poema. Gracias Ohuanta. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarMe encanta tu poética.
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