9/12/22

Poema de Blanca Lema

  


La casera supo quiénes éramos

y nos dio diez minutos para irnos. 

 

Mudanza

 

Lo que iba a suceder sucedió.

Salimos de esa casa

cuidándonos del roce de sus ortigas.

 

“Yo sé irme.

No dudo.

 

Dejo el pan y las sábanas

incluso la lapicera buena y la blusa rosa.

 

Soy un druida.

¡Soy un templario!”

 

Hay una alegría inconfesa en cada pérdida.

Un instante en que ves lo que los demás no ven

y siempre conservas.

 

“Ya no más

más no

ya.”

 

Vinieron las luces rojas

y los árboles levantaron sus brazos

pidiendo el permiso de hablar

una lengua que nadie entendería.

 

Pienso en lo que no sabía que iba a pensar.

 

Ese impensable que tienen los cuerpos

cuando pueden vaciarse 

para no ser tocados.

 

Nada fue, ese día, tan secreto

como el sentirme feliz

de morir… tan poco.

 

© Blanca Lema

Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio