21/8/22

Poema de María Ángeles Pérez López

 


 

La mujer es un pájaro que arrasa

las tardes encendidas por el sol

mientras pinta en su cuerpo la memoria

como una flor de piedra para el aire.

En cada poro exacto, imperceptible

quedan fijados libros y retratos;

el altísimo arco de su entrada

sostiene contra el tiempo y su malogro

las piernas de la atlante que sujeta

las horas y los días, las labores

como almirez que canta su trajín.

No hay mayor fijación, mayor anclaje

en la lenta caída hacia la muerte

de los muros, los auges, los vencejos

y a la vez, con su piercing en la lengua,

con su lengua dorada de metal,

la mujer mueve el mundo y lo trastorna,

lo arrastra y conmociona contra sí,

arrasa como un pájaro las tardes

e inventa superficies indulgentes

con plumas y atavíos muy diversos,

con brújula y castigo del lugar

en que duermen los hombres y las diosas

cuya falda es de jade y de distancia.

 

© María Ángeles Pérez López

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