21/7/22

Texto de Daniel Tomás Quintana

 


Destino

No sé bien si alguna vez lo dije. / Pretendo ser poeta /  o al menos / sencillo escribidor,  / porque no tuve otra salida. / Ahora les explico. 

Mi viejo fue poeta / aunque nunca escribió /  ni siquiera / un verso huérfano . /  Para él, la poesía /  era un ondear / de pendones celestes / en las húmedas almenas /  de sus ojos, / un par de mates / y los codos apoyados / en la mesa de madera / fuerte y noble, / un tango musitado quedamente / y un elocuente silencio / preñado de palabras inasibles.

Mi madre, por su parte, / amamantó mi carne / con la mágica leche / de los sueños / y me enseñó el arte / de parir metáforas sencillas / con su extenso catálogo / de milagros cotidianos / y su sonrisa esperanzada.

Ya lo ven, amigos míos, / devine escribidor /  porque no tuve otra salida.

 

© Daniel Tomás Quintana

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2 comentarios:

Blogger Liliana ha dicho...


Tu poesía está llena de lugares que reconozco y me gusta verme en lo que decis. En parte estoy ahí, en tus conjeturas.

Lily Chavez

21 de julio de 2022, 22:06  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Con ese padre y esa madre, fructificaste como un escribidor fecundo, un animal empalabrado. Abrazo grande, Alfredo Lemon

23 de julio de 2022, 19:46  

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