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18/7/22

Poema de Estela Zanlungo

  


El escondite 

 

La luz oblicua de las cuatro tocaba la pared.

Me gustaba sacarme los zapatos,

los soquetes,

un cosquilleo subía por las piernas.

 

De las baldosas brotaba

una humedad que daba helechos raros,

fatales alimañas que había que matar

para evitar que echaran bulbos

alrededor del corazón.

 

Yo tomaba las armas, arrancaba las flores

que me habían crecido por adentro,

hasta que ni un capullo quedaba,

ni una espina,

entonces me rendía de dolor y de gusto.

 

Antes de que los grandes pudieran encontrarme

jugaba a darme besos con el sol.

 

© Estela Zanlungo

5 comentarios:


  1. Mi querida Estela, tu poesía siempre me lleva por diferentes lugares. Encuentro que dicen mucho más que esas palabras sobre la pizarra negra.
    Abracito.

    Lily Chavez

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  2. Hola Estela, qué hermoso poema y qué hermoso leerte. Un abrazo grande, susana

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  3. La hondura de la infancia! Felicitaciones! Beso! María Cecilia Piscitelli.

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