Carancho (Ahutsaj)
¿Era yo ese cadáver que te alimentaba
en el camino polvoriento?
Recuerdo el juego de esconder el corazón,
el juego de correr hasta perdernos en el
monte.
¿Éramos nosotros bajo las garras del
carancho?
Quise asustar la soledad apostando mi
nombre,
y mi nombre secreto apareció en tu boca
y tu nombre me fue dicho en esa niebla
hasta que te revelaste, cazadora furtiva en
este juego.
Ahora, desde un árbol somos observados
y nuestros cuerpos yacen bajo la sombra del
incienso,
ofrendas en el monte para el pico y las
garras,
para los ojos que miran y que ven
el perfecto equilibrio de la vida y la
muerte.
© Carlos J. Aldazábal
ResponderEliminarPrecioso, disfrutable. Un abrazo.
Lily Chavez
Fuerte y bello decir! Felicitaciones! María Cecilia Piscitelli.
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