Todo en su medida
Hay hervores en el barrio, no se sabe muy bien el origen,
podrían ser fumatas juveniles o un caldo de cultivo.
Hay hervores en el barrio, ¿es humo o es bruma?
No se cuecen habas y el mate, desde hace un
largo rato está fungiendo entre manos curtidas,
a pocos metros de basurales en el tercer
anillo industrial (de lo que fue o conocimos).
El agua está a punto, calienta con ganas
los paladares no se quejan, siguen la costumbre.
Un paquete de yerba y pocos panes repartidos en
trozos iguales, algunos dulces y miradas compañeras.
Los perros, con su descarnada paciencia orillera, se
aparecen detrás de unas gomas, en trance, caminan
en fila siguiendo el curso del arroyo. Ningún banquete
tiene el ritmo de este encuentro, surgido del golpeteo
en tambores de aceite. Ellos, los obreros desempleados,
de tarde, cada día, empuñan sus rituales. En estas épocas
siempre se une alguien caído en desgracia, también
se acercan grupos muy dinámicos, les cuentan lo bueno
de que la razón se abra paso entre los pobres, tratan
de avivarlos, decirles que el exceso de emociones
los tiene ahí sentados, sin cambios profundos, que así
no pueden tener conciencia de sus condiciones
materiales de vida. Los obreros asienten con un
movimiento de cabeza, se ríen a carcajadas,
abrazan muy amistosos, enseñan crucifijos, bajo las
bendiciones de Evita capitana, sirven otros mates y dejan
que el tiempo les permita organizarse con su propia
experiencia y conocimiento, mientras tanto aceleran
cuidados para que los hervores no quemen la yerba.
© Fernando Gabriel Caniza
Descripción poética social muy bien dicha, "en la medida justa". Alfredo Lemon
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