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22/4/22

Poema de Sabrina Barrego

 


Di mi primer paso entre el polvo.

Inge Müller


Los vecinos salen a la calle.

Los muebles tiritan

como las teclas de un viejo piano.

Las paredes se estremecen.

Hay un anillo brumoso rodeando la luna;

va a haber viento mañana, dicen las viejas.

Los perros aúllan y se detienen,

aúllan y se detienen;

las aves se guarecieron antes.

Lejos, se congelan las cañerías de las casas.

La helada camina por el monte

con los pasos de una madre

que, suelta para liberar,

no la interrumpen ni las llamas

danzando en el hueco de las chimeneas.

La ciudad es más grande y desierta,

crece sobre sus ruinas

con la fuerza de lo prohibido.

Pero, si sabemos oírlos y esperar,

los muertos se nos develan:

en los lomos de los gatos

que se arquean en los temblores,

en las ramas de los álamos

que ceden  los días fríos,

en los rieles de los trenes

que dejaron hace rato de pasar.

Y, cuando eso sucede,

el silencio te rodea con un solo brazo,

como el anillo plateado de la luna.

Los vecinos regresan a sus viviendas

con el sismo atrapado entre los huesos.

 

La amiga llama, tarde,  por teléfono:

dice que piensa en el suicidio.

 

© Sabrina Barrego

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