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11/3/22

Poema de Sabrina Barrego

 


ELIZABETH TAILOV

 

Me llamo Elizabeth Tailov,

fui alimentada con huevos de aves,

pan y cebolla por mi madre que murió de hambre

a orillas del Volga,  guardándole la porción a la cría .

Me llamo Elizabeth Tailov, mi tía se casó con mi padre

(el viudo) y viajamos en barco hasta Sudáfrica primero,

y luego hasta la Argentina (mis vecinos en la pampa

construían sus casas como hoyos bajo la tierra

por temor a los pogromos).

Me llamo Elizabeth Tailov, a los trece me casaron

con un hombre 15 años y medio metro mayor que yo;

al principio tuve que negarme

para que vuelva a pedir mi mano,

luego hicieron un gran baile familiar

y yo lloré en la habitación durante meses.

Me llamo Elizabeth Tailov, parí once hijos:

los primeros en una carreta, dos murieron de pequeños;

su padre quiso venderlos en una ocasión

y yo la eché con una escoba de mi casa

a la mujer fina que vino a buscarlos.

(Él esperó un año fuera para poder regresar.)

Me llamo Elizabeth Tailov, yo les lavaba los

pañales y las sábanas a las señoras del pueblo de Colonia Barón,

ellas no tenían mis manos toscas, como tampoco mi lengua

para contar sus historias, pero si el dinero para comprar

azúcar, para amasar las kreppels y cubrirlas de nieve de manteca,

sin siquiera imaginar cuánto cabe en mis palmas vacías.

Me llamo Elizabeth Tailov, levanté mi casa en cuclillas

sobando el piso con adobe, menta y bosta de caballo;

alimenté durante décadas niños, chanchos y gallinas;

fui nido, vientre fecundo, encendiendo velas,

todos los días como acto de fe.

Y con el puñado de hijos de la mano (a veces hasta en los hombros)

caminé kilómetros y kilómetros a la iglesia más cercana

para rezarle a un Dios hombre, distinto al de mis padres,

por si acaso fuese cierto y desde su morada eterna

alguien cuidara de las madres.

 

© Sabrina Barrego

2 comentarios:

  1. Me atrapó esta historia.
    Gracias por compartirla.
    Tere Vaccaro

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  2. Destreza en la escritura, verdaderamente atrapante en su decir muy bien trabajado. Gracias! Alfredo Lemon

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