Las dos lenguas
Mi ojo deslumbrado
se anticipaba al final del renglón
antes de que la voz llegase a la garganta.
Leer era como asomarse a la puerta
y ver el mar,
todo en letra cursiva,
desde el pupitre de madera.
En el idioma de bailar también
hay un instante previo;
hundir el cuerpo en la arena del aire,
una pisada que nunca se parece
por más que se repita.
Eso: una playa recién tocada
por la espuma que enlazaba las letras
del mismo modo que se reparte el peso
entre los pies.
Mi primer libro de lectura
tenía nombre de instrumento de bronce.
¿Sabías Isadora?
Y si cierro los ojos todavía repica.
© Estela Zanlungo
Precioso poema!
ResponderEliminarExtraigo "Leer era como asomarse a la puerta y ver el mar".
Gracias por compartir!
Tere Vaccaro
muy lindo poema!! ese pupitre y el primer libro de lecturas
ResponderEliminarEspecial analogía entre el aprendizaje y proceso de la lectura y el baile.Se desprende la pasión por ambos, se sienten los pasos de baile y esa sensación de arena cálida llegando hasta el lector.
ResponderEliminarJuany Rojas
Gracias por sus lecturas Tere, Sebastián y Juani. Los abrazo!
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