Desde el vientre del bosque
aquí estoy
me abrí paso entre las zarzas
gigantes que me ocultan
escucho la guadaña tan cerca
tal vez no perciban mi canto invisible
entre las hojas
pero escuchen mi clamor
presiento los colmillos del desierto
la temida escena de la intemperie
en quién confiar si no integramos
si el vientre del bosque queda estéril
si solo un hastío de humaredas
de quemazones incesantes
Un ritmo de cenizas ondula
entre los árboles talados
lágrimas de savia
tiemblan
bajo la mandíbula del consumo
sucumbimos en el manto de una noche
cercana
susurra el futuro un tiempo cuántico
una sinfonía de incertidumbre
que irrumpe
mientras el planeta se cuece lento
empapados en un esplendor efímero
olvidamos el milagro de campanillas azules
escucha mi clamor
manzana de los saberes simples
soy una brizna de trébol
testigo involuntario
sobrevivo
allá donde hincan los dientes
las sierras
perdidas en la opacidad de un velo
que niega
el desamparo de un planeta que no podrá
cobijarnos
© María Julia Druille
María Julia:
ResponderEliminarextraigo " presiento los colmillos del desierto". " Testigo involuntario...allá donde hincan los dientes/ las sierras... un velo/ que niega/ el desamparo de un planeta que no podrá/ cobijarnos".
Qué planteo!.
Gracias por compartir.
Tere Vaccaro.
Muy buen poema, con un cierre potente, una sentencia existencial: "el desamparo de un planeta que no podrá cobijarnos". Gracias Alfredo Lemon
ResponderEliminarTanto significante en tu poema, tanta imagen que trepa los sentidos, un sacudón existencial.
ResponderEliminarFelicidades Maju!
Gracias por tan buenos comentarios poetas. Agradecida.
ResponderEliminarMe gustó tu poema, Maju. Muy buenas imágenes!
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