No hay lluvia
que colme el hueco de tu mano.
Nada
que se levante del polvo
llena el corazón.
En la tierra,
los sueños
no saben regresar de su ceniza.
Mas, en la noche enorme
una mano
es el fuego que nos basta.
© Alfredo Rescia
Me gustó este poema Alfredo.
ResponderEliminarDestaco el verso final.
Ana Romano.