Poema de Daniel Rafalovich
Nombrarlo es perderlo.
Pero queda firme aquí,
decadente reyezuelo,
espejismo de nada.
Oscila eternamente,
propone nuevos juegos.
Su lava se expande,
(ofrenda al aire)
por mis valles.
Deshoja calendarios,
hace saltar las cuerdas
de los cronómetros.
Finalmente,
en la estación del buen tiempo
queda en el limo
su nombre, garabateado
junto a una trenza
de cabellos de medusa.
© Daniel Rafalovich
Etiquetas: Daniel Rafalovich
5 comentarios:
Bello poema!
Gracias, Gus! Gracias, Flora!
Gracias, Gus! Gracias, Flora!
Bello y profundo! Jime Cano
Un decir profundo. Sentido.
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