Mañana luminosa, hasta hay lago y brilla al
fondo. Los océanos
ascienden varios centímetros y seguramente
sigan
matando niñas y mujeres. Michael York
baja de la pick-up –esas de infancia– yo
estoy sola
en la galería y sonrío. Fueron a la
estación
W y los amigos: por el finde
vuelven a casa las chicas. Fresca y
luminosa
la mañana que Michael –un señor mayor
cruza hasta alcanzarme. Casuarinas en la
superficie
calma del lago y quién
diría esta llegada a la adultez. No más
sorpresas
muy señora sureña, ofrezco té y charla
amable
sola en la galería. Tan relajado todo
este vecinazgo de estreno pide guía
hacia su casa nueva, en joguineta bajo la
escalera
no los veo pero algo en el aire dice “hay
perros”. Me asomo
señalo el camino: una ruta en ascenso
la subida arbolada. Tenue el sol
ilumina y canta el bosque, su maravilla.
Pero no
no es Michael York o esa casa tan tigreña
no
su muelle donde sé de noche
reflejan las estrellas. Solo es este
comienzo del día, la inminente
llegada de mi hija, ya una chica, nuestra
cita
animé, nachos con queso, un atardecer
de cara al lago con esa mujer que ahora
ella será. Esto que pasa acá – solo acá
mi promesa de felicidad. Luminosa
fría la mañana, mares y océanos continúan
su ascenso y matan
siguen matando niñas y chicas. En sueños
vislumbro a mi hija
cuando llega a ser mujer y sonrío.
© Andi Nachon
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