26/1/22

Poema de Rodrigo Galarza

  


Insomnio  


               a mi padre que me enseñó el amor por los caballos                                                    

 

los oigo tronar sobre la llanura

aplacar en mi sangre su hambre de viaje

sé que cuando pasan con sus ojos Molina Campos

con sus huesos-luzmala que fosforecen en la noche

y sus clinas elípticas de cometas

no hay riendas

ni ternura de infancia

       que gobierne sus tensos músculos

sus absolutas geometrías de infinito

 

los oigo y los veo nacer y partir

desde el atrás de los años

desde un relincho con luna en los hocicos

para luego quedarme yo con sus temblores

respirando resignado la polvareda:

el último réquiem al domador

que Cantalicio desde abajo se llamaba

 

  A la memoria de Cantalicio Salazar que nos ayudó-enseñó a mi hermano Ramiro y a mí  a domar un potro.

 

© Rodrigo Galarza

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