17/12/21

Poema de Ohuanta Salazar

 


LA PELOTA DE CAUCHO

 

En el campito chuteaban con vejiga de toro,

era dura, se cuarteaba cada tanto

y había que volver a la de trapo, de medias no

porque su mamá le dijo

que aún con agujeros eran sagradas.

El changuito del otro lado de la vía, dueño

de una de cuero redonda, redondita

con la que se podía hacer de chanfle,

siempre elegía el equipo y el arco.

 

Mi papá niño no supo que los reyes magos

pasaban por villa Amalia ni

de ese lado de la vía hasta que una señora

llamada Evita los mandó por ahí

y desde un camión repartían pelotas de caucho

marrones, rayitas amarillas

rebotaban, rebotaban infinitas y cada quien

le hizo una marca a la suya, mi papá niño escribió

“Miquicho” para jugar alguna vez con la propia.

 

Los trapos quedaron para armar el arco.

 

© Ohuanta Salazar

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