Sueño lúcido
Hay que morder el suelo
probar de a bocados la naturaleza.
Hincar el olfato contra el trueno.
Hay que paladear la demencia del paisaje
arrojarla por las manos o los pies
por la pasarela que es el cuerpo.
Hundir la estaca que es la lengua
en el horizonte más cercano.
© María Belén Zavallo
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