6/11/21

Poema de Eugenia Cabral

 


Salitre

 

La sed no tiene voz. 

 

La sedienta mudez implora

un aullido de ángeles al cielo,

una monodia oscura al infierno,

un arrullo de paloma a la cornisa,

una oración temerosa al canalla,

una diatriba memorable al ministro,

una cáscara de sustantivo,

el hollejo de un verbo,

el hueso de un adjetivo,

la médula de un poema.

 

Algo que diga algo del deseo

y del silencio.

 

No es preciso que suene sublime,

ni tan siquiera bien dicho,

sólo algo conque tapar la boca,

la gruta cuaternaria de la boca.

 

© Eugenia Cabral

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2 comentarios:

Blogger Maju ha dicho...

El silencio detrás de todo y la necesidad de que algo sea por fin articulado. Gran poema.
Gracias.

6 de noviembre de 2021, 13:34  
Blogger María Sonia Quevedo Hoyos ha dicho...

Pero que diga... magnífico; potente súplica

6 de noviembre de 2021, 14:23  

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