TORNASOL
Si los ojos
fueran míos
vería una
margarita
suavizarse
en un rosa
y en mis
manos beberías
cual de
cantina de diosa.
Celoso, el
paso casi sin ruido
se aleja
y sin mis
ojos
sólo
alegres penas quedan:
pozo de
otra sed que sacias
debajo de
ese rubor.
© Marta Zabaleta
gracias por este poema, Marta,
ResponderEliminarSilvia Loustau
Gracias a vos. Es lindo sentirse entreverada entre tanta gente de 'mi' país. Encontré este poemucho perdido entre las paganas de mi blog, y decidí rescatarle con la ayuda de la ilimitada generosidad de Gustavo. Abrazos.
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