MEDIODÍA
Huele a pan
y choclo y carne salada
la cocina
de la casa.
La mesa se
abre con su blancura
y las manos
dibujan enlazadas
un espacio
pequeño en el medio del día
donde se
charla
donde las
cosas parecen pequeñas
donde
sabemos qué nos pasa
donde
miramos los ojos del otro
y entre
cubiertos y vasos, la vida pasa.
© Leonor Mauvecin
casi estoy adentro. hermoso. susana zazzetti.
ResponderEliminarMe encantó el poema!!
ResponderEliminarAsí vale la vida pasar.
ResponderEliminarBesosss
Muy bueno tu poema, querida Leonor, y muy cálidas la cocina y la mesa de tu casa. Un abrazo, Elena S. Eyheremendy
ResponderEliminarLa hora de la intimidad de la familia, de las circunstancias del día a día, con las miradas que hablan y esa madre que conoce la expresión de cada uno.
ResponderEliminarojalá todas las mesas tuvieran un poco de esta mesa...no importa el menú sino ese espacio pequeño donde se charla, donde miramos los ojos del otro, donde está la vida.
ResponderEliminarGracias Leonor. Bellísimo.
Claudia