Poema de Sonia Rabinovich

 

Hoy me agotó el poema

su rugosa presión bajo la lengua,

su ganarme las vísceras

y en paso hacia faringe

una lengua vacía que no dice,

que no se yergue

para delatar su intrusión

su acoso a la vida

su mirada que culpa de lo vacuo

que exige, que reclama

que embandera.

Su mano levantada,

el cachetazo impío

con el puro pasar

con la huella que no imprime

en la cal pura.

 

Hoy me condena a ser

cuando sería mejor

la nada imbécil.

Ella se incrusta

en el cerebro y habla,

habla de lo que huele

con sus labios

de lo que palpa con su lengua

cuando bebe en mi sangre.

Hoy me toma por los hombros,

 me besa con una ternura inacabada

y me acaricia la nuca

para que no desista.

Pero hay días como este

que hasta la pasión cansa.

 

© Sonia Rabinovich