Mirá como
nos ponemos.
Ardieron,
sin dar con las cenizas
por las
verdades de sus muertes.
Hizo falta
tanta nube para apagar tanto fuego.
Por las
mentiras de una vida incierta
Fueron
objeto de carnicería.
Hoy no son
leña, son bisagra de todas las puertas,
para ser la
mejor versión de ellas.
¿Por qué
antes eran blancas, níveas,
impolutas
en las desesperadas manos del artista?
Luego
brujas, oscuras, de noche
negra de
incógnita tormenta
o blanco de
toda violencia.
Hoy son
jadeantes sandías, parral,
verde
enredadera.
No apuestan
el cuerpo, sino los deseos.
No entregan
la piel, ni el pellejo,
no duermen
la siesta, y las sábanas
de la cama
nupcial, no son fantasmas,
son
pañuelo, y bandera.
© Mario Trecek
bien Mario fuerte y bello Poema
ResponderEliminar" son pañuelo y bandera" abrazo grande
Muy bueno Mario. Gracias por ese poema.
ResponderEliminarMaria Gabriela Micolaucich
Conmovedor tu poema.Abrazos
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