La
escritura fluye de su propio cuerpo.
Sangra o
acontece lo que se ignora
antes de
ser escrito.
No es su
cuerpo lo que se intuye.
Es acaso un
esqueleto que interpela
que soporta
su carga de constelaciones ignotas.
La
escritura es un cuerpo siempre
invariablemente
a punto de nacer.
© Lidia Vinciguerra
bravo Lidia. Abrazo
ResponderEliminarBreve y contundente poema
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