Treinta y
cuatro mil novecientas gotas
para
contabilizar los signos de la tormenta.
El
chasquido del agua conoce la inutilidad
de ciertos
pétalos.
Los
destruye para domesticar.
Los pétalos
mojados caen y dicen algo
ilegible sobre el paisaje.
El patio oscuro parece deshabitado.
El gran
bosque parece deshabitado.
Se oyen los
truenos como si dijesen
aquí no
queda nada,
las señales
cotidianas mermaron toda respiración.
Permanecimos
de este lado de la ventana
creyendo
que enarbolamos toda la fe.
Oímos el
agua corriendo en las cañerías
como si la
sangre aceptara el crimen brilloso
y anaranjado
del encierro.
Sobre las
ollas viejas están las flores viejas,
sobre la
pava hay un pájaro carcomiendo
los
engranajes de la noche.
© Noelia Palma
que tal Noelia , el blog Mis Poetas acerca la posibilidad de encontrar muy buenos poetas , es tu caso, un poema con fuerza y expresividad para destacar Felicitaciones un cariño
ResponderEliminarUn abrazo muy grande
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